Las inyecciones de bótox utilizan una toxina para bloquear temporalmente la actividad de un músculo, y son comúnmente aplicadas para reducir las arrugas faciales. Además, se utilizan en el tratamiento de espasmos cervicales, sudoración excesiva, vejiga hiperactiva, estrabismo y otros problemas médicos.

La aplicación de toxina botulínica no está limitada por la edad; se trata más bien de encontrar el momento adecuado para comenzar a prevenir el envejecimiento o revitalizar la piel. Algunas personas de 25 años muestran signos de arrugas de expresión debido a movimientos faciales intensos, mientras que otras de 55 años, con menos gestos faciales, pueden tener líneas de expresión muy sutiles y apenas estar considerando el tratamiento.

Los resultados del Botox suelen ser visibles entre 5 y 12 días después de su aplicación, cuando los músculos faciales dejan de contraerse con la misma intensidad que antes. Estos cambios se manifiestan de manera gradual y se consolidan alrededor de los 15 días posteriores al tratamiento. La duración del efecto del Botox varía entre 4 y 6 meses, aunque este periodo puede ser diferente para cada persona.

Después de recibir una inyección de Botox o toxina botulínica, no se requieren precauciones significativas, y generalmente se puede retomar la vida cotidiana de inmediato. Sin embargo, es recomendable seguir las siguientes sugerencias:

• Evitar ejercicio intenso: Aunque las actividades normales pueden reanudarse de inmediato, se aconseja abstenerse de realizar ejercicio físico vigoroso o participar en deportes intensos durante las primeras 24 horas.

• Evitar masajes locales: No se recomienda realizar masajes en el área tratada después del procedimiento.

• No acostarse por las próximas 3 horas: Es aconsejable evitar acostarse durante las 3 horas posteriores a la aplicación.